
"Ahora puedo confirmar que vemos una
nueva concentración militar rusa, al menos algunos miles de efectivos
rusos apostados en la frontera ucraniana, y vemos maniobras de tropa en
las cercanías de Ucrania", dijo Rasmussen en Londres.
"Si están apostados para sellar la
frontera y detener el paso de armas y combatientes, eso sería un paso
positivo. Pero no es lo que vemos", aseguró.
El Ministerio de Defensa ruso se negó a hacer declaraciones sobre la afirmación de Rasmussen.
Anteriormente, cuando la OTAN denunció
la presencia de fuerzas rusas cerca de la frontera de 2.000 kilómetros,
funcionarios de Moscú respondieron que era una exageración y que las
fuerzas en cuestión realizaban su entrenamiento de rutina lejos de la
frontera.
Con todo, el presidente Vladimir Putin
ordenó el retiro de las fuerzas cerca de la frontera a sus cuarteles
permanentes en otras partes de Rusia. La OTAN dijo a fines de mayo que
el grueso de unos 40.000 efectivos se había retirado.
La nueva concentración de fuerzas, de
ser cierta, se produce en un momento difícil. El miércoles, el
presidente ucraniano Petro Poroshenko ofreció un cese de fuego
unilateral para impulsar su plan de poner fin a los enfrentamientos en
el este, donde las fuerzas del gobierno tratan desde hace dos meses de
aplacar una insurgencia prorrusa.
La semana próxima, cancilleres y jefes
de estado o gobierno de la Unión Europea prevén reunirse para analizar,
entre otros asuntos, las relaciones con Ucrania y Rusia, y si las
medidas de Moscú merecen mayores sanciones económicas, Rasmussen dijo
que Rusia parece usar sus fuerzas armadas para intimidar a Ucrania.
"Lo considero un muy lamentable paso
atrás y parece que Rusia mantiene la opción de incrementar su
intervención", dijo. "De manera que la comunidad internacional debería
responder con firmeza si Rusia incrementa su intervención. Esto
implicaría sanciones más profundas que tendrían un impacto negativo en
Rusia"./ AP
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