El
vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, llegó hoy a Kiev para
respaldar al Gobierno ucraniano en su pulso con las milicias prorrusas
del este del país y procurar dar nueva vida a los acuerdos de Ginebra.
Biden aterrizó en la capital ucraniana después de que el domingo un
tiroteo en la región insurgente de Donetsk haya amenazado la frágil
tregua declarada por ambos bandos con ocasión de la Pascua ortodoxa.
Los insurgentes y Rusia no han tardado en dar por terminada la
tregua por culpa de Kiev, mientras las fuerzas de seguridad ucranianas
aseguran que no han reanudado la operación antiterrorista suspendida el
viernes.
El suceso del domingo ha servido de excusa para que los insurgentes
mantengan su control sobre los edificios gubernamentales en varias
ciudades de Donetsk y se nieguen a deponer las armas, en violación de lo
que acordaron Ucrania, Rusia, EEUU y la Unión Europea el pasado 17 de
abril en Ginebra.
Además, organizaciones prorrusas en las regiones de Lugansk y
Járkov, a imagen y semejanza de Donetsk, nombraron hoy a su propio
"gobernador popular".
Biden se reunirá mañana, martes, con el presidente interino de
Ucrania, Alexandr Turchínov, y el primer ministro, Arseni Yatseniuk, con
los que abordará la inestable situación en el país debido a la
sublevación prorrusa y los preparativos para las elecciones
presidenciales del 25 de mayo.
Además, tratarán los avances en materia de reforma constitucional y
descentralización administrativa, dos de las demandas de los prorrusos.
Según la prensa norteamericana, Washington está dispuesto a
aumentar la asistencia económica y energética para impulsar las
reformas, pero no se espera ningún compromiso en materia militar, aunque
el Ejército ucraniano está muy necesitado de equipamiento moderno.
En víspera de la llegada de Biden, el presidente ucraniano acusó al
ruso, Vladímir Putin, de intentar "destruir la Ucrania independiente" y
denunció que su objetivo "consiste no sólo en apoderarse de parte del
territorio de Ucrania, sino en desestabilizar la situación en todo el
país".
Con respecto a los acuerdos de Ginebra, el departamento de Estado
norteamericano advirtió hoy con consecuencias si Rusia no cumple con lo
pactado, algo que ha puesto en duda el propio presidente de EEUU, Barack
Obama.
Rusia se ha comprometido a persuadir a las milicias prorrusas de
que depongan las armas y desalojen los edificios públicos ocupados en
varias ciudades del este de Ucrania, donde viven varios millones de
rusos étnicos.
Pero el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov,
acusó hoy al Gobierno de Kiev de no mover "un solo dedo para eliminar
las causas de fondo de esta profunda crisis".
"El acuerdo de Ginebra no sólo no se cumple, sino que se dan pasos,
en primer lugar por los que usurparon el poder el Kiev, que lo
contravienen flagrantemente", aseguró.
Lavrov recordó que uno de los puntos del acuerdo de Ginebra es la
amnistía a los participantes en las protestas, pero que en lugar de ello
las autoridades de Kiev "continúan deteniendo a los dirigentes
políticos del sureste de Ucrania".
Y responsabilizó directamente del tiroteo del domingo a los
ultranacionalistas ucranianos, aunque el Sector de Derechas, la fuerza
de choque en los disturbios de Kiev que llevaron al cambio de Gobierno a
fines de febrero, ha negado cualquier implicación.
La misión de la OSCE, encargada de velar por el cumplimiento de los
acuerdos de Ginebra, logró hoy acceder a la localidad de Slaviansk
(Donetsk), uno de los baluartes de los rebeldes y donde rige un toque de
queda, para investigar el tiroteo.
El jefe de la diplomacia rusa también acusó a Washington de "hacer
la vista gorda ante las arbitrariedades de este régimen (el Gobierno de
Kiev) y de los guerrilleros en que se apoya".
Lavrov observó también que los rusohablantes del sureste de Ucrania
ponen a Rusia "en una situación muy difícil" con sus llamamientos a
desplegar fuerzas de pacificación rusas para que se interpongan entre
ellos y el Ejército ucraniano.
A su vez, el ex presidente ucraniano Víktor Yanukóvich, destituido
el 22 de febrero y exiliado en Rusia, demandó hoy la inmediata retirada
del Ejército y la guardia nacional del sureste de Ucrania con el fin de
evitar una guerra civil.
"Ustedes están a un paso del derramamiento de sangre. La sangre no
se quita. ¡Basta! La gente se siente ultrajada. Habéis llamado a
millones de personas terroristas. La gente ya no tiene otra opción que
defender sus derechos", defendió.
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