Ecuador
intenta dejar de ser "una economía de recursos limitados", como los
agrícolas y energéticos, para convertirse "en una economía de las ideas y
el talento humano", dijo hoy en Santiago el ministro Guillaume Long,
quien lidera una profunda reforma educativa en ese país.
"Yo no creo en recetas, creo en principios. Para nosotros la
educación superior es un bien público que nos pertenece a todos, porque
tiene un gran impacto en la sociedad", dijo el ministro coordinador de
Conocimiento y Talento Humano de Ecuador, en entrevista con Efe.
Long, quien realiza una visita de dos días a Chile, tiene previsto
reunirse este jueves con su homólogo chileno, Nicolás Eyzaguirre, para
abordar los cambios educativos implementados en Ecuador, una experiencia
que puede servir de referencia en Chile, donde el Gobierno se ha
comprometido a garantizar la gratuidad en todos los niveles de la
enseñanza en un plazo de seis años.
"Ahora que Chile está en este profundo debate sobre la educación
superior nosotros queremos aportar con ideas de manera muy humilde y
estamos a las órdenes para compartir y dialogar siempre", agregó.
Una de las principales metas de la Administración de Michelle
Bachelet, que asumió la presidencia el pasado día 11, es transformar la
educación chilena, que combina un sistema público, con uno semipúblico
(con subsidio estatal) y uno privado.
Esta reforma, que constituyó uno de los principales ejes del
programa electoral que dio el triunfo a Bachelet, es una respuesta a la
gran demanda ciudadana en este ámbito, y especialmente de los
estudiantes, que desde comienzos de 2011 han protagonizado
multitudinarias movilizaciones.
Ecuador tiene camino recorrido en ese ámbito, ya que desde 2009 el
Gobierno del presidente Rafael Correa ha impulsado profundas
modificaciones, particularmente en la formación universitaria.
De partida, se han cerrado 14 de las 71 universidades existentes en el país, la mayoría de ellas privadas.
También se ha establecido un nuevo sistema de certificación de esos
centros de estudio, elevando las exigencias académicas y de
investigación.
Long sostuvo que, aunque cada país tiene una realidad diferente, hay problemas en común.
"Nosotros tuvimos un problema muy grave con la creación
irresponsable de universidades, sobre todo privadas, en la década de los
años noventa, que tuvimos que enmendar con políticas muy fuertes de
acreditación y de regulación de la educación superior para evitar la
estafa académica", argumentó.
En Chile toda la educación universitaria es de pago, incluso en las instituciones que son financiadas por el Estado.
El programa de Bachelet contempla otorgar gratuidad en todos los
niveles de educación, que será financiada con fondos recaudados en
virtud de una reforma tributaria que pretende elevar los impuestos a las
empresas de un 20 % a un 25 %.
En el caso de Ecuador, el Estado destina un 2 % del PIB a la
enseñanza, lo que supera el 1,2 % por ciento que aportan en promedio los
países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE), a la que Chile pertenece.
La reforma ecuatoriana también aspira a reducir de 16.000 a 5.700
el número de escuelas que imparten formación básica y secundaria, para
mejorar su calidad.
"Estamos racionalizando el sistema de educación general (...),
tenemos muchas escuelas rurales donde la maestra atiende a niños de 5 a
15 años; eso no es educación para el siglo XXI", advirtió el ministro.
"Ese no es un tema menor, hay una etapa de transición, en
infraestructura y en talento humano (...), pero creemos que la
transformación de nuestras sociedades pasa por el conocimiento y el
talento. Si formamos a los ecuatorianos del futuro, esos son recursos
ilimitados", agregó Guillaume Long.
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